Esta clase no sé si iba disperso pero creo que más bien las primeras dos lecturas no consiguieron atrapar mi interés. La primera, el dilema de cielo e infierno creo que lo superamos hace mucho y la segunda, la vida ordinaria de un adolescente mexicano tampoco me intrigó mucho. Sin embargo la tercera sí se apoderó de mi atención. Yo ya había visto la película y creo que refleja bastante bien la atmósfera del libro pero la narrativa tan cínica, desvergonzada, me sedujo. Además, es muy raro, pero con todo y que usa continuamente palabras de una jerga de otro idioma, contextualmente se logra entender gran parte de lo que habla, sentí como si me estuvieran leyendo en otro idioma y lo entendiera.
Por el lenguaje que utiliza el poema de La Divina Comedia no me fue fácil recrear mentalmente las escenas que describe, además para leer ese tipo de textos se necesita estar preparado y pronunciar con la entonación correcta así que a falta de esto mi mente se puso a divagar un poco por otros rumbos.
Me puse a pensar en el miedo que buscaba (o busca) infundir la religión católica argumentado que existía (o existe) físicamente un cielo y un infierno a donde se llega después de haber muerto y me parece infinitamente inverosímil que alguien se tome ese razonamiento como algo más que una historia o un cuento. Siento que vivimos en la prehistoria al pensar en los millones de personas que todavía creen que existen esos dos lugares.
Lo mejor de esta lectura fueron los grabados de Gustave Doré que llevó Carlos, creo que están mejor que la historia.
De El principio del placer lo único que me venía a la mente era el pequeño Martín confesándonos cuáles niñas le gustaban.