jueves, 22 de marzo de 2012

La ley de Herodes, Deshoras, El corazón delator


La narrativa de La ley de Herodes, de Jorge Ibargüengoitia, parece provenir de una persona que acepta la vida tal como le llega, sin negar ni negarse a nada. Nos platica los hechos de manera ligera y neutral como cosas que simplemente sucedieron, sin analizarlas y sin enredar su mente en ellas. Lo que hubiera pasado, malo o bueno, lo describe con la misma tranquilidad, sin desbocarse, sin devanarse, demostrando franqueza, madurez, incluso vejez, calmado en momentos difíciles. Para mi, la personalidad que plasma es admirable, quisiera tener muchas de sus cualidades porque convivir con una persona así, es igual que la lectura, agradable y llevadera aunque probablemente el personaje carezca de otras cosas, como todos.
Deshoras entró en la categoría obligada de la clase “La vida de los niños” pero creo que superó en calidad a muchas de las anteriores y la escuché disfrutándola a pesar de la monótona narración. Me pareció divertida.
El corazón delator es un pequeño y oscuro cuento que logra transmitir los efectos típicos de una historia de suspenso de manera clara y sencilla. Sus imágenes son nítidas, prácticamente se puede palpar la oscuridad, la desesperación provoca comezón en todo el cuerpo y desea uno, igual que el personaje principal, que la historia ya termine, no importa cómo pero que se acabe aunque la única salida sea entregarnos a la policía.

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